Santo Tomás, talo y mucho más

Una charla recurrente con mis hijas es ...sobre super-poderes... siempre hay discusión sobre el superpoder que nos gustaría tener si solo pudiéramos elegir uno.

Alguna se decanta por la invisibilidad ( se pueden hacer maldades no demasiado malévolas), alguna por volar...  yo siempre por el teletransporte... eso si que sería la cañaaaaaa!!!! Poder estar en un zassss dónde uno quiere ( txassss, y aparezco a tu lado :D)

Hoy, 21 de diciembre, me encantaría poder teletransportarme a Bilbao para celebrar una de las fiestas más bonitas del año: el día de Santo Tomás, la feria de Santo Tomás. Peroooooo.. va a ser que no, que no puede ser, así que aquí mi pequeño homenaje.
Es una fiesta que nos  nos tele-transporta ( sin superpoderes)  a nuestra infancia y aquellos días maravillosos de universidad, en los que acaba  el curso y la fería de Santo Tomás significaba el comienzo de vacaciones.

Y es en la infancia dónde nuestras vivencias son más intensas, más mágicas y ahí se quedan en nuestro corazón para regalarnos luego recuerdos luminosos.
Ese ambientito de feria (azoka) que es tan vivo, que nos llena de sensaciones, de imagenes, de recuerdos,de risas,  de música,  de olores... olor a sidra, a txakoli, a queso, a txistorra y a ... talo.
Como me gusta el talo! Y Santo Tomás es una de las pocas ocasiones en la que lo comemos ahora. El talo es una torta-tortilla de maiz. Fue uno de los alimentos básicos en los caserios (baserris) vascos, en los que la orografía y el clima hacían dificil una agricultura de secano como el trigo y la cebada,  y se plantaba maiz. Se molía la harina muy fina y se mezclaba con agua caliente y un poco de sal, se le daba forma de torta y se tostaba en la chapa de la cocina de leña. Se usaba como pan, acompañado de lo que hubiera ( chorizo, queso) y con leche para desayunar.


 




La generalización del pan de trigo a lo largo del siglo XX acabó practicamente con el consumo de talo en los caserios.


Y la receta del talo? Pues en ello andamos.He visto mucho en internet, pero quería la receta original de alguna Taloegile (la que hace talos, en euskera) que lo llevara haciendo de siempre... y he tenido mucha suerte, de encontrar a dos amamas (abuelas) que lo llevan haciendo desde niñas: Antxoni, del Baserri Agerre, en Lierni (Mutiloa, Gipuzkoa) y Kontxi, de Arratena ( Gorliz, Bizkaia). Dos miradas diferentes, pero que coinciden en  lo fundamental : lo más importante es el amor que pones en lo que haces, en tu vida, en tu cocina...en el talo. 
Eskerrik asko a las dos. Gracias de corazón. Espero hacer una entrada a la altura.
Muchos consejos de ambas, sobre la harina sobre todo, pero poco tiempo para hacer. A ver si estas Navidades compro buena harina ( muy fiiiiina) de maiz, practico un poco, y vuelvo con una entrada talozale (esto me lo he inventado...de aficionada al talo).

Y mientras tanto, nos teletransportamos a Santo Tomás  ...tirando de nuestros recuerdos.

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